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¿Cómo hacer un crujiente de queso?

Aquí tienes tres métodos fácles para hacer crujientes de queso. Mejorarán la presentación de tus recetas y les darán un extra de sabor.

Crujientes de queso caseros

Los crujientes de queso pueden parecer un detalle sin importancia, algo reservado a la alta cocina. Suelen acompañar al clásico risotto italiano, aunque se adapta a otros muchos tipos de recetas (sobre todo las más cremosas, por aquello de contrastar).

Y no, no es solo para los chefs de Estrella Michelín. Te explico tres métodos fáciles y rápidos para hacer un crujiente de queso. Pero antes…

¿Qué queso es mejor para hacer el crujiente?

Puedes apostar por un queso nacional curado o viejo. Tenemos una gran variedad que funcionarían genial en esta preparación. También puedes optar por un queso de importación como el clásico Parmesano o el Grana Padano. Lo importante es que esté bien curado.

Método 1: Crujiente de queso en la sartén

  1. Pon a calentar una sartén antiadherente a fuego medio-bajo
  2. Ralla el queso curado y añade una fina capa en la sartén, no importa que queden huecos.
  3. Cuando empiece a tener un color dorado (1 o 2 minutos), dale la vuelta.
  4. Cocina un minuto más por el otro lado.
  5. Sácalo de la sartén con cuidado. Déjalo enfriar completamente.
Crujiente de queso

Método 2: Crujiente de queso en el horno

  1. Mezcla 100 gramos de queso rallado con dos cucharaditas de pan rallado.
  2. Coloca papel de horno en una bandeja y extiende una fina capa de la mezcla.
  3. Hornea durante 5 minutos a 180ºC o hasta que estén dorados.
  4. Deja que enfríe por completo antes de presentarlo.

Método 3: Crujiente de queso al estilo Heston Blumenthal

El método utilizado por el prestigioso Heston Blumenthal (te recomiendo probar su tarta de queso). Es un poco más laborioso pero su principal ventaja es que es podemos dar forma a los crujientes de una manera más fácil y precisa.

  1. Pon una sartén a fuego lento. Caliente una buena cantidad de queso rallado, que se acumule y no queden huecos.
  2. Poco a poco irá soltando grasa. Con una cuchara intenta darle forma de bola o lingote para que te resulte más fácil el siguiente paso. Estará listo cuando tenga textura lisa y un tono blanquecino.
  3. Escurre bien la grasa y colócalo sobre un papel de horno. Pon otro papel encima. Con un rodillo, forma una capa de queso lo más fina posible.
  4. Retira el papel superior, corta el queso con el tamaño y la forma que quieras y coloca los trozos en la bandeja del horno. Gratina hasta que se doren. Deja enfriar.

Los métodos para hacer estos crujientes de queso están ordenados por dificultad. Si no quieres complicarte, hazlo en la sartén. Es fácil.

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